III. LA GUERRA DEL PACIFICO
Enviado de EE.UU. al Perú
de octubre de 1881
causa real i directa de la guerra
Ministro de Relaciones Exteriores de Chile
Circular del 24 de diciembre de 1882
CAPITULO 5
EL CONFLICTO
(1879-1884)
La Guerra del Pacífico se inició formalmente el 14 de febrero de 1879, cuando las tropas chilenas desembarcaron en el puerto boliviano de Antofagasta. Se ha visto en los capítulos anteriores que Chile desde 1842 tenía ya ambiciones de anexarse el territorio boliviano. En los últimos meses de 1878, el Gobierno chileno ya había decidido ocupar militarmente el territorio. Los periódicos chilenos en el mes de enero de 1879 reforzaban las opiniones beligerantes que proclamaban la necesidad de una acción armada como solución al diferendo que Chile tenía con Bolivia.
En febrero de 1879, el Cónsul boliviano en Valparaíso, Juan Granier, compró de un coronel chileno el plan militar de ataque y ocupación chilena del Departamento del Litoral. Este plan, debido a las dificultades en las comunicaciones, llegó a manos del Presidente Daza un mes después, cuando ya se había iniciado la invasión chilena.(1)
Los estudios sobre la Guerra del Pacífico han categorizado la misma en cuatro etapas principales. La primera referente a la ocupación del Litoral boliviano. La segunda corresponde a la guerra naval entre las escuadras del Perú y Chile. La tercera comprende la ocupación de las provincias del sur peruano y la cuarta la invasión de la zona central del Perú, incluyendo Callao y Lima.
Sobre esta guerra como es sabido, se han escrito innumerables obras. Asimismo varios investigadores americanos han estudiado diferentes aspectos del rol de los Estados Unidos a lo largo del conflicto.(2)
Este capítulo presenta por consiguiente solamente algunos aspectos que, aunque poco conocidos, son de interés especial para Bolivia.(3)
NOTIFICACION A WASHINGTON DE LA INVASION CHILENA
El Ministro americano Gibbs en Lima, informó el 10 de febrero de 1879 al Departamento de Estado, que era inminente la invasión chilena a Bolivia y que el conflicto probablemente incluiría al Perú. En nota posterior del 19 de febrero, Gibbs confirmaba la invasión de Antofagasta e hizo un análisis sobre la situación legal e histórica de los territorios que Chile disputaba a Bolivia. En el mismo despacho, decía que el Ministro de Relaciones Exteriores de Bolivia Serapio Reyes Ortíz, llegó a Lima para pedir la aplicación del Tratado de Alianza de 1873. En su opinión anotaba el señor Gibbs, que Chile era un país con más recursos financieros, que se mantendría fácilmente en la costa ocupada y la anexaría siempre que el Perú no interviniera. Creía también que Bolivia no perdería mucho ya que los campos salitreros quedaban muy lejos de los centros poblados del país y aún más, estaban separados por la Cordillera de los Andes que sólo contaba con estrechos y dificultosos pasajes. Añadía que en círculos allegados al Presidente Prado, se temía que si las tropas peruanas salían de Lima hacia el sur, esa capital quedaría desguarnecida ante una eventual intervención del señor Piérola político peruano a quien acusaban de conspiración.(4)
El enviado americano ante el Gobierno chileno Thomas Osborn, informó mediante nota de 20 de febrero de 1879 que Chile estaba nuevamente envuelto en otra disputa concerniente a sus fronteras y esta vez era con Bolivia, sobre los territorios en la costa del Pacífico situados entre los 23 y 25 grados. en su nota, el Ministro Osborn, hace una relación del Tratado de 1866 y la posterior modificación en 1874. Menciona que el descubrimiento de vastos depósitos de salitre en la región de Mejillones recibió amplia difusión y despertó el interés de varias compañías para explotarlos. El Ministro señala que este negocio fue monopolizado por una corporación conocida como "Compañía de Salitres y Ferrocarril de Antofagasta" y añadió que la citada empresa pertenecía en su mayoría a acaudalados ciudadanos chilenos. Finalmente, Osborn hace una transcripción del comunicado del Gobierno de Chile, publicado en el Diario Oficial de Santiago.(5)
El Ministro mediante nota del 4 de abril de 1879, informaba el rompimiento de relaciones de Chile con el Perú, y en nota posterior del mismo mes informaba sobre la declaración de guerra, efectuada el 5 de abril; acotaba que Chile había bloqueado el puerto de Iquique y se preparaba a desembarcar sus tropas en la provincia peruana de Tarapacá, situada al norte de la frontera boliviana. Decía que Tarapacá contenía inagotables depósitos de guano y salitre y retendría la provincia, pues un influyente ciudadano chileno le había informado sobre el interés que tenían sobre dichos depósitos avalados en más de $400 millones.(6)
Algún tiempo después, Osborn le explicaba al Secretario de Estado que:
El Ministro Gibbs a su vez, envió desde Lima despachos con documentación oficial del Gobierno de Bolivia que informaban sobre la Batalla de Calama. En nota del 5 de abril, reportaba la declaración chilena de guerra al Perú.(8) Desde Santiago, Osborn enviaba información sobre la ocupación por fuerzas navales chilenas de los puertos de Cobija y Tocopilla, y que otras unidades chilenas habían ocupado Calama luego de una fuerte resistencia boliviana que produjo muchas bajas. Menciona que los bolivianos que no murieron en Calama fueron hechos prisioneros y añadía que la gran preocupación en Chile era el Perú.(9)
Desde Buenos Aires se informaba el 3 de mayo de 1879, que la simpatía argentina era muy fuerte hacia Bolivia y Perú y que el sentimiento popular contra Chile se mostró "con la llegada del Ministro Quijarro de Bolivia, cuando miles de personas lo esperaron en la estación del ferrocarril y lo escoltaron a su Legación. En la demostración prominentes argentinos pronunciaron discursos y la multitud profirió muchos insultos a Chile, lo que motivó la protesta formal del ministro chileno ante la Argentina. El Enviado americano al analizar la eventualidad de que la Argentina se viera envuelta en el conflicto decía: "Creo que la política del actual Gobierno argentino será la de no hacer nada, mientras no se sepa si Chile ganará o perderá en la lucha contra Bolivia y Perú".(10)
En ese tiempo los Ministros americanos en Lima y Santiago requirieron que Washington se apresure en llenar la vacancia en su Legación en La Paz.
MEDIACION DEL MINISTRO NEWTON PETTIS.-
A principios de junio de 1879, llegó a Bolivia el nuevo Ministro americano Newton Pettis, sin instrucciones precisas pero con interés de contribuir al restablecimiento de la paz en Sudamérica. El Canciller de Bolivia, Pedro J. de Guerra pidió al señor Pettis la mediación americana para lograr la paz y la devolución del departamento boliviano ocupado. Pettis decidió acoger la sugerencia del gobierno boliviano e inició conversaciones con sus colegas en Lima y Santiago a fin de explorar con los Gobiernos de Perú y Chile la utilidad de una mediación por parte de Estados Unidos. El Ministro Pettis posteriormente viajó a Arica y Pisagua a entrevistarse con los Presidentes de Perú y Bolivia, y luego siguió a Santiago donde se entrevistó con el Presidente y Canciller chilenos. A su regreso de la capital chilena, el Ministro Pettis se entrevistó nuevamente con los Presidentes de los países aliados y les entregó una Ayuda-Memoria que describe su gestión de la siguiente manera:
No obstante este entorpecimiento en las deliberaciones, el señor Huneus, al día siguiente, nos informó a Mr. Osborn y a mí, en el hotel en que vivíamos, que Chile estaba dispuesto a consentir en el arbitraje de los Estados Unidos, en los términos que me habían indicado, en cuanto concernía a Bolivia; pero que, en cuanto al Perú, la cuestión era diferente; y que, su Gobierno necesitaba para ello un poco de tiempo para estudiar el ánimo del Congreso y el del pueblo, y ver si estaba él de acuerdo con lo que pensaba el Presidente y el Gabinete...De Regreso a Arica, vi a los Generales Prado y Daza, primeramente a éste privadamente le pregunté, que si era posible que quería romper con la alianza del Perú, a los que me replicó que no. Cuando estuve con el General Prado y Daza juntos, a mi regreso, tuve ocasión de notar que la interpretación no se hacía en mi favor ni en el trabajo que emprendiera, y ello contribuyó a que yo no entrara en mayores detalles sobre algunos puntos, detalles en que hubiera entrado en caso contrario, y a haber sido esa entrevista menos pública, como lo creyó el Presidente conveniente hacerla. En la referida entrevista, el Presidente Prado, me dijo, explícitamente, que el Perú se hallaba a causa de Bolivia; que si Bolivia opinaba por la paz, el Perú opinaría por la paz; que si Bolivia quería el arbitraje el Perú estaría por el arbitraje también".(11)
La gestión del señor Pettis fracasó, sin embargo deja ver que el Gobierno de Chile, aún aceptando un arbitraje, estaba inseguro de sus derechos sobre territorio del Litoral boliviano, por consiguiente imponía como condición de que en caso de perder el arbitraje, el tribunal debería fijar el valor de una indemnización que Chile tendría que pagar a Bolivia para convalidar su posesión del territorio. En otras palabras, la anexión del Litoral era irrevocable para Chile. El interés sobre Tarapacá también era indisputable, por consiguiente, el único problema era como otorgarle una salida al mar a Bolivia, validando la ocupación chilena de los territorios usurpados a Bolivia y el Perú.
NEGOCIACIONES DE PAZ EN EL LACKAWANA.-
Después de las victorias de Chile en Tacna y Arica, y cuando las fuerzas de este país se preparaban para marchar hacia Lima, el Ministro Osborn ofreció una iniciativa de buenos oficios del Gobierno americano para solucionar en forma negociada el conflicto del Pacífico. La iniciativa fue aceptada por Chile y posteriormente por los países aliados, cuyos Representantes, junto a los tres Ministros americanos, se reunieron en octubre de 1880, a bordo del buque "Lackawanna", fondeado en Arica.
Se efectuaron tres sesiones los días 22, 25 y 27 de octubre respectivamente. En la primera sesión, la Delegación chilena, luego de los actos procedimentales, presentó siete condiciones esenciales para la paz, las mismas que eran: primero, la cesión a Chile de los territorios de Antofagasta y Tarapacá; segundo, pago a Chile de una indemnización de veinte millones de pesos oro, de los cuales cuatro serían en efectivo; tercero, devolución de todas las propiedades chilenas confiscadas en el Perú y Bolivia; cuarto, devolución del transporte Rimac; quinto, abrogación del Tratado Secreto de Alianza entre Perú y Bolivia; sexto, retención por parte de Chile de los territorios de Moquegua, Tacna y Arica hasta haberse cumplido las condiciones anteriores y; séptimo, obligación por parte del Perú de no artillar el Puerto de Arica una vez que este le sea devuelto y comprometerse a que sea utilizado únicamente como puerto comercial.
En la segunda sesión, el Delegado peruano Antonio Arenas rechazó los planteamientos de Chile, porque su país no reconocía la ocupación militar como título de dominio, lo contrario dijo, sería aceptar un principio peligroso para la América. el Representante chileno, Eulogio Altamirano, respondió que su país aceptó la guerra como una necesidad dolorosa, lanzándose a ella sin pensar en sacrificios y con el deseo de lograr una paz sólida, reparadora de esos sacrificios. Añadió que los casos de rectificación de fronteras eran numerosos en la historia contemporánea y que la pretendida conquista de Chile se había efectuado únicamente en territorios fecundados por el trabajo y capital chilenos, razones que hacían inevitable avanzar la línea de frontera.
El Representante boliviano Mariano Baptista, afirmó que las declaraciones del señor Altamirano imposibilitaban toda solución en búsqueda de la paz. Expresó la total solidaridad de su país con la posición peruana y rechazó enérgicamente el principio de adquisición territorial por la fuerza, ya sea bajo los nombres de avance, cesión, adquisición o conquista. Sugirió finalmente que, con la ayuda de los representantes americanos, se podía buscar un marco de discusión en el que tuvieran cabida otros medios conciliatorios.
Otro Representante peruano, Aurelio García, entre otras consideraciones, planteó la necesidad de un arbitraje a cargo de los Estados Unidos, basándose en las palabras de buenas disposición expresadas por los enviados americanos y en la Doctrina Monroe.
Los Representantes de Chile, Lillo y Vergara, rechazaron la idea del arbitraje planteando que el mismo hubiera sido aceptable antes de la guerra, pero no como un acto posterior a ella. Lillo añadió que Chile aceptaba las ideas de fraternidad americana presentadas por el Delegado Baptista y que dentro de ese espíritu Chile tampoco aceptaba el derecho de conquista, pero había que entender que su país requería la justa compensación a los esfuerzos hechos en la fatal contienda destinada a proteger a la población chilena que había llevado el progreso a las regiones en disputa.
Juan Carrillo, Representante boliviano, refutó los argumentos de los representantes chilenos y recordó que el arbitraje internacional era un elemento legítimo y junto con Baptista aceptó a nombre de Bolivia que Chile mantuviera fuerzas de ocupación hasta que el tribunal arbitral encontrara soluciones a todos los problemas.
El Ministro Osborn, intervino para clarificar que el Gobierno de los Estados Unidos no buscaba ser árbitro en esta cuestión, y no dudaba que el Gobierno americano aceptaría el cargo si se le pedía debidamente por lo tres países. El enviado chileno afirmó que le era muy doloroso rechazar el arbitraje, aún más si el Gobierno de los Estados Unidos sería el encargado del mismo.
En la tercera sesión, los Representantes de Chile plantearon que no podían modificar las condiciones de paz presentadas en la primera reunión. Los representantes peruanos declararon que ellos tampoco podían presentar nuevas ideas y habiendo propuesto el arbitraje, este también fue rechazado por Chile, de manera que una vez más la responsabilidad de la guerra no pesaría sobre el Perú, que buscó llegar decorosamente a la paz. Los Delegados bolivianos reiteraron que consideraban la situación clara: los aliados no aceptaron las condiciones de Chile y este país rechazó el arbitraje planteado por los aliados, tampoco se aceptó la proposición individual de Bolivia sobre una administración temporal de los territorios por Chile para resarcirse de los costos de la contienda. En consecuencia, lamentaban la falta de acuerdos en esta mediación americana. El Ministro Osborn a nombre de los tres diplomáticos americanos deploró la falta de resultados conciliadores y pacíficos en la Reunión y declaró que juzgaba que este fracaso causaría pésima impresión al Gobierno y pueblo de Estados Unidos.(12)
El fracaso de las negociaciones en el Lackawanna repecurtió negativamente en los tres países y también en la opinión hemisférica. el Ministro Osborn fue amonestado por el secretario de Estado al haber hecho fracasar la posición del arbitraje destinado a buscar la paz. Los Ministros de Relaciones Exteriores de Chile, Perú y Bolivia emitieron circulares explicando la posición de sus Cancillerías ante el fracaso de las negociaciones en el Lackawanna. La circular chilena, es interesante mencionar, buscaba explicar los siete puntos de su propuesta original. Con referencia a la séptima condición, Chile hacía notar que el Puerto de Arica era el puerto comercial natural de Bolivia y que en interés de defender esa libertad comercial, Chile exigía al Perú que Arica fuera desartillada.
Chile, en forma paralela a las negociaciones del Lackawanna, trató nuevamente de lograr un acuerdo directo con Bolivia. El Representante chileno Eusebio Lillo, le propuso a Mariano Baptista un acuerdo que significaba por una parte la cesión definitiva de Antofagasta a Chile; y por otra Chile ofrecería a Bolivia un puerto en la zona del norte, probablemente Moquegua, ya que para pagarse los costos de la guerra, Chile posiblemente también se quedaría con Tacna y Arica. Bolivia declinó traicionar a su aliado y negociar individualmente una solución. A este respecto, el Ministro americano acreditado en La Paz, informó a Washington que:
CHILE PIDE INTERVENCION AMERICANA PARA INTERCAMBIAR PRISIONEROS.-
Los principales eventos de la Guerra del Pacífico han sido debidamente reflejados en las crónicas de la guerra, sin embargo la permanente resistencia boliviana a permitir que el ejército de Chile pudiera conquistar más territorio en el Altiplano, no ha recibido la misma importancia y es un campo todavía inexplorado.
Al respecto, es interesante hacer notar que el Gobierno de Chile pidió al Ministro Osborn asistencia para que el Gobierno americano mediante sus enviados en La Paz y Santiago pudiera propiciar un intercambio de prisioneros de guerra. El Canciller chileno, Miguel Luis Amunátegui, hacía referencia a varios encuentros, que "aunque sin importancia" habían permitido a Bolivia capturar soldados chilenos. Menciona que Chile a su vez, también tenía prisioneros bolivianos, que podrían ser canjeados con la cooperación de los Estados Unidos.
El Ministro Osborn informó al Departamento de Estado y solicitó la autorización respectiva para lograr el intercambio de prisioneros. El Secretario de Estado, señor Evarts, dió instrucciones al Enviado americano en La Paz señor Charle Adams, para colaborar con el señor Osborn ofreciendo los buenos oficios americanos en la empresa humanitaria de lograr un intercambio de prisioneros de guerra.(14)
Luego de seis meses de negociaciones los buenos oficios americanos no prosperaron para lograr el intercambio de prisioneros, el mismo que se efectuó posteriormente por arreglos directos entre las partes en conflicto.
LADISLAO CABRERA EN ESTADOS UNIDOS.-
A pocos meses del fracaso de las Conferencias la Lackawanna, el ejercito chileno ocupó el Callao y posteriormente Lima. Durante 1881 y 1882, se intentó poner en marcha diferentes iniciativas para lograr la paz; una de ellas a cargo del Ministro boliviano acreditado ante Washington, Ladislao Cabrera, conocido hombre público quien organizó la defensa de Calama cuando la invasión chilena a dicha población.
Cabrera presentó al Gobierno americano, en febrero de 1881, un bosquejo de plan que podría contribuir al fin de la contienda y a crear las bases de una paz honorable que pudiera responder a las expectativas de todas las naciones beligerantes. El plan de Cabrera partía de la premisa que la conquista territorial estaba proscrita en Sudamérica y que el fundamento de la integridad territorial de las naciones, debía preservarse en los mismos términos que cuando alcanzaron la independencia. El plan entendía que las naciones aliadas deberían cancelar los costos de la guerra a Chile, así como otras obligaciones pendientes que tenía el Perú por su deuda externa. Por este motivo el plan especificaba el establecimiento de una compañía domiciliada en los Estados Unidos, con participación de capital americano para la explotación de los depósitos de salitre en la provincia de Tarapacá y en el departamento del Litoral boliviano. Esta compañía operaría en los anteriores territorios bajo la garantía del Gobierno americano, y con la autorización de los Gobiernos de Chile, Perú y Bolivia. La compañía cancelaría con las utilidades de esta explotación la indemnización de guerra a Chile y los otros gastos ya mencionados anteriormente. El plan no especificaba el término de duración pero si estiman que la indemnización de guerra que los aliados deberían pagar a Chile alcanzaba a seis millones de libras esterlinas, mientras los certificados de la deuda externa del Perú a tenedores de bonos alcanzaban cuatro millones de libras esterlinas. El Ministro Cabrera estimaba que los ingresos anuales de la venta de guano y salitre de los territorios ocupados alcanzaban a un monto anual de cuatro millones y medio de libras esterlinas, es decir reconociendo comisiones y gastos de explotación la proyectada compañía podría cancelar toda la deuda peruana y el costo de la Guerra del Pacífico en un tiempo de tres años. (15) El Secretario de Estado, William M. Evarts, acusó recibo a la propuesta del Ministro Cabrera y le anunció que por el próximo cambio de Gobierno no podía tomar ninguna decisión.(16)
El Ministro Cabrera a principios de Mayo de 1881 reiteró su planteamiento ante el nuevo Secretario de Estados James G.Blaine, y mencionó el interés boliviano en que Estados Unidos jugara un papel importante para conseguir una paz honorable en el conflicto del Pacífico, evitando una intervención posible de otras potencias extranjeras como Francia, Inglaterra, Italia y Holanda que estaban interesadas en ofrecer sus buenos oficios a los países beligerantes.(17)
El Secretario Blaine no concedió mucha importancia a la propuesta tal como estaba presentada por el enviado Cabrera aunque si decidió dar máxima prioridad a lograr la paz en la región, buscando asumir para los Estados Unidos el papel rector en las negociaciones de paz así como en las decisiones sobre el futuro de los territorios ocupados.
EL SECRETARIO DE ESTADO JAMES G. BLAINE.-
El nuevo Gobierno americano presidido por James Garfield, asumió funciones en Marzo de 1881 y se nombró como Secretario de Estado a James G. Blaine.. Este funcionario tenía un futuro interesante en el escenario político de los Estados Unidos y una visión americanista que le permitió ver la necesidad de crear una unión entre las naciones del hemisferio basadas en el derecho y la solidaridad entre todas ellas. Asimismo, deseaba preservar la hegemonía americana en la región, oponiéndose a toda influencia de potencias europeas. Blaine creía además, que Estados Unidos por prestigio y amistad deberían jugar un papel importante para restablecer las relaciones armoniosas entre los países beligerantes del Pacífico sur.
A Blaine le molestaba profundamente que Inglaterra pudiera beneficiarse de una situación que legítimamente pertenecía al área de interés directo de los Estados Unidos; puesto que él consideraba que Inglaterra respaldaba a Chile, para absorber a través de este último país las propiedades peruanas en la explotación de guano y nitrato. En ese sentido, Blaine señaló a periodistas americanos que Inglaterra facilitó buques blindados a Chile para destruir a la Marina peruana. Blaine predijo que la expansión de Chile sobre los territorios usurpados a Bolivia y al Perú se financiaría por intereses británicos, los que finalmente se quedarían con las ganancias de la guerra. Predicción que se cumplió a escasamente ocho años del estallido de esa guerra, cuando inversionistas británicos acapararon las grandes ganancias del guano y del salitre, mientras Chile se quedó con la valiosa posesión de los territorios de Antofagasta y Tarapacá.(18)
El Secretario Blaine tenía la preocupación de que en las disputas entre México con Guatemala, así como entre Chile con Perú y Bolivia, se pudiera admitir el principio de la conquista territorial por la fuerza, sin embargo, era lo suficientemente pragmático para entender que la ocupación y poderío chileno en el Pacífico Sur había causado un fait accompli. En consecuencia, Estados Unidos de América no podría dejar de reconocer algunos derechos que Chile adquirió por su victoria militar, por la cual era acreedor al pago de indemnizaciones, entre las que podría considerarse la anexión territorial como parte de ese costo. Es decir, que Blaine podría aceptar una diferencia cualitativa por la cual Antofagasta y Tarapacá serían anexadas a Chile como pago de deudas y no como fruto de una conquista.
En ese contexto, James Blaine resentía además, la arrogancia permanente de las autoridades chilenas al explicar sus actuaciones en la guerra y exponer sus demandas para la paz. El Secretario Blaine mencionó en repetidas oportunidades que él no hubiera permitido el fracaso de las negociaciones del Lackawanna. Para conseguir la paz envió nuevos representantes a los países beligerantes y posteriormente una misión especial compuesta por William Trescot y su propio hijo Walker Blaine, quien era Tercer Secretario del Departamento de Estado.
El Presidente Garfield, a los pocos meses de haber asumido la primera magistratura, sufrió un atentado criminal que lo hirió de muerte siendo sucedido por el Vice-Presidente Chester Arthur.
Las actuaciones políticas controversiales del señor Blaine junto a acusaciones de sus rivales políticos y de los diplomáticos chilenos en Washington, manteniendo que la motivación de Blaine para defender al Perú y Bolivia, no estaba basada en intereses de los Estados Unidos sino más bien en una conspiración de los tenedores de bonos de la deuda peruana, con quienes decían que Blaine estaba en convivencia, dieron curso a que el Presidente Arthur nombrara un nuevo Secretario de Estado, y a que la Cámara de Representantes de los Estados Unidos inicie una investigación detallada sobre dichas acusaciones. esta Cámara, luego de una detenida investigación declaró improcedente las acusaciones contra Blaine y este político años después ocupó nuevamente la Secretaría de Estado, desde donde impulso nuevamente la unidad panamericana.
LAS GESTIONES DE PAZ BAJO BLAINE.-
El Secretario de Estado Blaine envió nuevos Ministros a las capitales de los países en conflicto para tratar de impulsar las tratativas de paz. Stephen Hurlbut en Lima y Judson Kilpatrick en Santiago intentaron en vano lograr un arreglo con Chile que respete la integridad territorial del Perú y no signifique la aceptación del derecho de conquista. Blaine no dió instrucciones específicas sobre la situación de Bolivia, pero tanto en La Paz como en Lima, se homologó la defensa por Blaine de integridad territorial peruana como extensiva también al Litoral boliviano.
El Secretario Blaine decidió dar un mayor impulso al logro de la paz en el Pacífico sur y designó el 3 de noviembre de 1881 una misión especial, dirigida por William Trescot y Walker Blaine que debería buscar restablecer la paz y convivencia armónica entre los tres países beligerantes. Blaine instruyó a la Misión Trescot los siguientes tres puntos básicos para una nueva mediación americana:
Segundo: Inducir a Chile a aceptar la citada negociación sin la condición previa de cesión territorial.
Tercero: Lograr que Chile en la negociación permita al Perú una oportunidad justa para cancelar una indemnización razonable y hacer conocer que los Estados Unidos consideraría la cesión de territorio más allá del costo de la guerra, como una indemnización exhorbitante, que amenazaría con renovar las dificultades entre los dos países.
Asimismo, Blaine le decía a Trescot que el Gobierno americano reconocía sin ninguna reserva el derecho de Chile a una compensación adecuada como indemnización por los costos de la guerra.(19) En sentido, Trescot tenía instrucciones de ratificar el reconocimiento norteamericano al Gobierno de García Calderón, quien en ese entonces se encontraba detenido en Chile, motivo por el que ejercía el mando en Arequipa Lizandro Montero.
En su viaje hacia el sur, los enviados Trescot y Walker Blaine, se reunieron en Perú con el Ministro Charles Adams a quien instruyeron influenciar a las autoridades de Bolivia para que suspendan toda negociación en forma separada con Chile.
Con este motivo, el Ministro Adams envió en enero de 1882 la siguiente nota al Gobierno boliviano:
"Como resultado de una Conferencia que hemos tenido en el Callao entre el señor Trescot y yo el 23 de diciembre último...me comprometí con él a requerir de Bolivia la continuación del actual statu quo, hasta que la opinión e intenciones de Chile sean claramente comprendidos. Tengo pues el honor de pedir al Gobierno de Vuestra Excelencia que no tome ninguna medida definitiva hasta que yo sepa el resultado de las negociaciones del señor Trescot en Santiago. Agregaré que la futura actitud de mi Gobierno dependerá del espíritu con que el Gobierno de Chile acoja los pedidos del señor Trescot..."(20)
El Gobierno de Bolivia había designado a Mariano Baptista como delegado a la Conferencia Panamericana convocada por Blaine y que debía celebrarse en Panamá en noviembre de 1881. La cancelación de esta Conferencia facilitó a Mariano Baptista, a su paso por Tacna, iniciar conversaciones informales con el Prefecto chileno Eusebio Lillo, con quien ya había tratado durante las conversaciones en el Lackawanna. Lillo ofreció a Baptista un pacto de tregua, mediante el cual Chile continuaría ocupando el Departamento del Litoral, restableciéndose el intercambio comercial con Bolivia y decidiéndose que los beligerantes no podrían reiniciar hostilidades sin anunciarlo por lo menos con un año de anticipación.
El Gobierno boliviano decidió aceptar la sugerencia del Ministro americano acreditado en La Paz y reiteró que las conversaciones de Baptista no serían consideradas seriamente pues el Gobierno de Bolivia reafirmaba su total lealtad hacia el Gobierno peruano del Presidente Montero.(21)
Trescot tenía instrucciones de apoyar la posición peruana y ratificar el reconocimiento norteamericano al Gobierno de García Calderón, quien para ese entonces se encontraba detenido en Chile. Coincidiendo con la llegada de Trescot a Santiago, el Presidente Arthur designó un nuevo Secretario de Estado, acción que debilitó la estrategia original de Blaine y contribuyó a la intransigencia de Chile para con Trescot. El Canciller chileno Balmaceda reafirmó ante Trescot las condiciones para ajustar la paz con el Perú. Una de ellas era la cesión incondicional de Tarapacá y la otra la ocupación de Tacna y Arica como garantía de la cancelación correspondiente de las indemnizaciones de guerra.
El flamante Secretario de Estado americano, Frederick Frelinghuysen, envió nuevas instrucciones a Trescot sobre las cuales se firmó el Protocolo de Viña del Mar el 11 de febrero de 1882.
El Protocolo de Viña del Mar consistía en lo siguiente:
b) Ocupación de Tacna y Arica por 10 años, debiendo pagar el Perú 20 millones de pesos a la conclusión de ese plazo.
c) Chile ocuparía las Islas Lobos mientras hubiese guano en ellas y las utilidades netas de las mismas se dividirían en partes iguales entre Chile y los acreedores de la deuda externa del Perú".(22)
El Canciller boliviano Pedro José Zilveti pidió al Ministro Charles Adams información acerca del protocolo firmado en Viña del mar entre Chile y los Estados Unidos, a lo que el ministro Adams respondió desconocerlo. Posteriormente, el Canciller boliviano reclamó que en el Protocolo de Viña del Mar no se hacía mención alguna a la situación de Bolivia, desconociendo que este país había hecho una deferencia a la mediación de los Estados Unidos y que suspendió toda iniciativa diplomática propia con Chile. el señor Trescot envió entonces a La Paz al señor Walker Blaine, para dar una explicación de las conversaciones con Balmaceda.
Walker Blaine llegó a La Paz y se entrevistó con el Vice-Presidente boliviano Belisario Salinas, el ministro de Relaciones Exteriores Zilveti y otras autoridades a quienes les dió una información general sobre el Protocolo de Viña del Mar, pues tenía instrucciones de no dar a conocer los detalles de las conversaciones entre Trescot y Balmaceda ni tampoco el alcance de las instrucciones del Secretario de Estado, que estaban dirigidas a apoyar al Perú dejando a Bolivia de lado.
El Comisionado Walker Blaine envió a Trescot una larga nota de explicación sobre sus conversaciones efectuadas en Bolivia y también en el Perú con los enviados bolivianos, en ella resumió su misión como sigue:
Segundo: Si bien la guerra no ha logrado extenderse aún más dentro de los límites de Bolivia y por esta razón ha sufrido menos que su aliado, es de mucha importancia para Bolivia lograr ya sea una tregua o la paz...
Tercero: Si resultara imposible salvar el actual litoral de Bolivia (Departamento de Atacama), y no creo que exista forma de evitarlo...y como me informó el Ministro peruano en La Paz, señor Del Valle, que Perú no desea vender o canjear parte de su costa por otro territorio como resultado de la guerra, Bolivia quedará clausurada del Pacífico y por consiguiente los años de esta República están contados..."
El enviado Walker Blaine consideraba en otras parte de su nota que: La Posición geográfica de Bolivia requiere en cualquier caso de una salida al Pacífico". Añadía luego que había que pensar en la necesidad que Bolivia y Perú logren formar una efectiva Confederación a fin de que Bolivia pueda salir por los puertos peruanos del sur: "Mollendo y Arica y poder así salvar su nacionalidad..."
Al concluir su nota, Blaine le decía a Trescot que se sentía avergonzado de no haber podido comunicar a Zilveti y Carrillo los puntos de vista del Gobierno americano, sobre todo tomando en cuenta los grandes intereses que Bolivia tenía en juego. Sugería, que los Estados Unidos por su prestigio y por justicia no debería seguir manteniendo a Bolivia esperando y tendría que adoptar una posición al respecto.(23)
Es importante señalar que en su viaje a Bolivia, el enviado Walker Blaine, a su paso por Arequipa, ya le había adelantado al plenipotenciario boliviano Juan Carrillo, acreditado ante el Gobierno peruano, que el Protocolo de Viña del Mar no mencionaba a Bolivia porque si los Estados Unidos no podrían ofrecer sus buenos oficios para lograr la paz con el Perú sobre bases presentadas por Chile, no habría necesidad de tratar la cuestión
con Bolivia y si la oferta chilena era aceptada por Perú, entonces la cuestión boliviana tendría obviamente que ser tratada inmediatamente después.(24)
Aspectos controversiales en las actuaciones de Hurlbut en Perú y Kilpatrick en Santiago debilitaron aún más la posición negociadora de la Misión Trescot. A esto se sumo el súbito fallecimiento de ambos ministros, Hurlbut y Kilpatrick, hecho que aprovechó el Secretario de Estado Frelinghuysen para dar por terminadas las gestiones iniciadas por su predecesor e iniciar una nueva iniciativa más claramente favorable a Chile, pues aceptaba la conquista territorial que había logrado ese país y el interés se dirigió a lograr que el ú pudiera consolidar un Gobierno estable, capaz de negociar la paz propuesta por Chile. En este esquema no se tenía posición alguna sobre la situación de Bolivia.
CHILE IMPONE A IGLESIAS Y FRELINGHUYSEN NO SE INMUTA.-
La Guerra del Pacífico aunque lejana de Washington, se había convertido en un elemento de discordia en el Congreso de Estados Unidos, donde los tenedores de bonos peruanos, los diplomáticos chilenos y otros interesados ejercían ya acciones de "lobby". El Presidente Arthur, a sugerencia del Secretario de Estado Frelinghuysen nombró nuevos ministros para los tres países beligerantes, con instrucciones de influir para lograr la paz a la brevedad posible. A Chile envió a Cornelius Logan; a Perú, James Partridge y a Bolivia George Maney.(26)
El Secretario de Estado Frelinghuysen emitió instrucciones el mismo día para los tres nuevos enviados; para Logan y Partridge eran similares y recapitulaban la perspectiva americana del conflicto de la siguiente manera:
"La guerra entre Perú y Bolivia por un lado y Chile por el otro empezó hace más de tres años. El éxito sustancial de Chile en 1880, junto a su conquista y ocupación de todo el Litoral boliviano, han permitido una pausa en las operaciones y en las negociaciones para la paz, las que fueron conducidas en presencia de representantes de los Estados Unidos. En ese momento, se podría haber conseguido la paz, en términos más favorables para los vencidos que los que se pueden lograr hoy en día. Los aliados rechazaron conceder territorio a Chile y las negociaciones fracasaron; la guerra continuó hasta que Chile se hizo dueño y amo de las costas y de la capital del Perú. El Presidente Piérola huyó, el señor Calderón fue nombrado Presidente y el señor Montero Vice-Presidente. Este Gobierno fue reconocido por los Estados Unidos. Las autoridades chilenas arrestaron al señor García Calderón y se lo llevaron a Chile y el Gobierno de Estados Unidos sigue reconociendo dicho Gobierno en la persona del señor Montero.
Después del arresto de Calderón, el Presidente de Estados Unidos envió una misión especial a ambos países, con la esperanza de que encuentren una vía para terminar la guerra mediante los buenos oficios de los Estados Unidos. Se esperaba que Perú y Bolivia podrían, a través de nuestros consejos generosos y desinteresados, entender que Chile, como conquistador tenía derecho a una indemnización substancial como resultado de su victoria. Por otra parte, se esperaba que Chile podría estar llano a aceptar un monto suficiente como indemnización que le compensase por sus costos y pérdidas, sin demandar a los otros beligerantes mayores sacrificios territoriales. Todas esas esperanzas demostraron no tener fundamentos. La misión regresó sin haber logrado nada, excepto el haber mostrado a las partes,, la buena voluntad de los Estados Unidos y su deseo de lograr una paz justa y duradera.
A pesar de estos fracasos, creemos que las partes todavía desean la paz y mantienen aún su deseo de lograrla mediante los buenos oficios de los Estados Unidos. Por consiguiente, el principal deber suyo en sus misiones a Chile y Perú será el de cooperar a ese propósito...".
Al terminar la nota, el Secretario de Estado concretaba sus instrucciones así:
"Entendiéndose que Chile está en posesión de la provincia del Litoral boliviano y en el litoral peruano de las provincias de Tarapacá, Tacna y Arica...Sus esfuerzos deben estar dirigidos a conseguir para el Perú mediante un tratado de paz la mayor parte posible del territorio de esas provincias, así como la mayor indemnización posible de Chile por el territorio que pueda retener".(27)
En las instrucciones al enviado a Bolivia, George Maney le decía:
El Ministro Logan, quién anteriormente había servido en Santiago y sentía un gran aprecio por Chile se convirtió en el diplomático más dinámico entre los tres enviados americanos y al igual que su antecesor Osborn, apoyó la posición chilena, a pesar de la simpatía relativa que la administración americana parecía tener para con el Perú.
Logán se movió muy rápidamente y conferenció con el Presidente prisionero García Calderón y le dijo francamente que el Perú nada debía esperar de Estados Unidos y por eso le aconsejaba aceptar la cesión de Tarapacá en favor de Chile, además, debía aceptar estudiar la posibilidad de transferir Tacna y Arica Bolivia. Por otra parte, habló con el Canciller chileno Aldunate y le dijo que el Gobierno americano podía recomendar al Gobierno peruano que aceptara las estipulaciones del Protocolo de Viña del Mar.
El resultado de esta gestión inicial para lograr la paz, la resumió Logan en nota al Canciller chileno de la siguiente manera:
"
Segundo: Propuse designar el río Azufre como línea de frontera dejando Arica para Chile y Tacna para el Perú; esta propuesta no fué aceptada por ninguna de las partes.
Tercero: Esta sugestión es de su Gobierno y le transmití al señor Calderón como sigue: Chile ocuparía militarmente Tacna y Arica por cinco años, luego de los cuales, la población de esos territorios votaría para determinar si en el futuro se plegarían a Chile o al Perú. Si votaban favorablemente por Chile este país pagaría al Perú, en compensación, diez millones de pesos. El señor Calderón rechazó esta propuesta.
Cuarto: Propuse al señor Calderón, que la ocupación de Chile en Tacna y Arica dure diez años, luego de los cuales serían evacuadas. Como el señor Calderón declinó esto, ya no se la presenté a usted.
Quinto: Propuse someter la siguiente pregunta al arbitraje del Presidente de los Estados Unidos: "Debería al Gobierno de Chile tener el derecho de comprar el territorio peruano situado entre los ríos Camarones y Sama por un monto de 9 millones de pesos y con la estipulación que se concedería a Bolivia el derecho de libre e inocente tránsito por ese territorio a perpetuidad, excensión de pago de aranceles de importación y exportación a perpetuidad, luego que concluyan satisfactoriamente las negociaciones por un nuevo tratado entre Bolivia y Chile. García Calderón aceptó pero no así el gobierno chileno.
Sexto: Propuse al señor García Calderón que Tacna y Arica sean transferidas a Bolivia. García Calderón declinó esta propuesta y ya no la presenté al Gobierno de Chile.(29)
Pocas semanas después, Logan se dirigió directamente al Presidente peruano en ejercicio, L. Montero, y le aconsejaba aceptar negociar con Chile; le refería algunos aspectos de sus gestiones y le recordaba que seguramente estaba en conocimiento que el Congreso boliviano había aprobado una resolución apoyando un pacto de tregua, al que seguiría seguramente un tratado de paz. Logan también le decía a Montero que si Bolivia negociaba una paz separada con Chile, Perú quedaría en desventaja para negociar posteriormente y por consiguiente le sugería aceptar vender Tacna y Arica por un monto de diez millones, de lo contrario, las tendría que ceder posteriormente sin pago alguno.(30)
A fines de 1882, el Presidente Chester Arthur, incluyó en su mensaje al Congreso los siguientes conceptos sobre la actitud americana acerca de la Guerra del Pacífico.
Hace un año como ya lo sabeis por la correspondencia que os fué transmitida en enero último, este Gobierno envió una misión especial cerca de las potencias beligerantes, para expresarles la esperanza de que Chile estuviese dispuesto a aceptar una indemnización pecuniaria por los gastos de guerra, y abandonar su exigencia de una porción del territorio de sus antagonistas. Esta recomendación, que Chile se negó a acoger, mi Gobierno no pretendió imponerla, ni puede ser impuesta sin recurrir a medidas que no estarían en armonía con la moderación de nuestro pueblo, ni con el espíritu de nuestras instituciones. La autoridad del Perú no se extiende ya sobre todo su territorio, y en el caso de nuestra intervención para dictar la paz sería necesario apoyarla con un ejército y algunas escuadras de los Estados Unidos. Semejante intervención llevaría, indiscutiblemente, al establecimiento de un protectorado; resultado enteramente contrario a nuestra política pasada, perniciosa a nuestros intereses presentes y lleno de dificultades para el porvenir".
Esta parte del Mensaje Presidencial la hizo Arthur para despejar toda duda de que Estados Unidos intervendría militarmente y por consiguiente el Perú debería entender que estaba solo y debía aceptar la derrota. El Secretario de Estado Frelinghuysen instruyó a Logan difundir el espíritu del Mensaje del Presidente Arthur y le recordaba en su evaluación que "Bolivia...había sido más afortunada que el Perú, pues había sufrido ante Chile solamente la pérdida de su salida al mar".(30)
A su vez, desde Lima, el enviado americano James Partridge, se dirigió al negociador chileno Novoa y le presentó las siguientes bases de paz: Primero, la cesión de Tarapacá; Segundo, cesión venta o transferencia de Arica y Tacna a Bolivia, en caso de ser inaceptable, estos territorios serían neutrales; Tercero, Arica sería un puerto no fortificado. La proposición de Patridge obligó a Logan a reclamar enérgicamente a Washington y Frelinghuysen lo apoyó desautorizando la acción del Ministro Patridge que fué cesado en sus funciones.(31) Del mismo modo, volvió a instruir al Ministro Maney en La Paz que no efectuase ninguna iniciativa y dejase toda acción en manos de Logan.(32)
El Presidente prisionero García Calderón, protestó ante Logan por su actitud pro-chilena y por incitar a Bolivia a romper la alianza con Perú. Logan le respondió que no había incitado a Bolivia, más bien recordaba a Montero la existencia de una real posibilidad. Posteriormente García Calderón le decía a Logan que en el resumen de las negociaciones que hizo Logan, en su nota de 18 de octubre de 1882, era falso que García Calderón hubiera rehusado el ceder Arica y Tacna a Bolivia, y por el contrario Logan no mencionó este punto. García Calderón sostenía junto a otras personalidades peruanas que le correspondía al Perú ceder Tacna y Arica a Bolivia y esta cesión ya había sido aceptada por el propio Congreso peruano. De esta manera, García Calderón hacía pública la posición peruana que continúa hasta hoy vigente, que toda salida de Bolivia al mar por territorio de Arica debería ser solo por una decisión peruana y de ninguna manera chilena.(33)
Con el apoyo de Logan, los negociadores chilenos iniciaron una ofensiva para lograr la paz, apoyando con dinero y armas el establecimiento de un Gobierno peruano presidido por Iglesias, a fin de que este acepte las bases de paz propuestas por Chile, o pudiera servir como base de negociación para obligar a Montero a firmar la paz sobre las citadas bases. Novoa logró firmar con Lavalle, representante de Iglesias, un primer Protocolo que reconocía las bases de la negociación de paz, el mismo que fué aprobado posteriormente por el propio Iglesias. Sobre ese acuerdo Logan informó que estaba basado en su propia propuesta presentada inicialmente a García Calderón, con la diferencia que mientras Logan había propuesto que Tacna y Arica tendrían que quedar por cinco años bajo administración chilena, la obstinación de García Calderón había endurecido a Chile e Iglesias había aceptado que Tacna y Arica queden bajo Chile por diez años, período que Logan creía era lo suficientemente largo para que se chilenicen y Perú las pierda definitivamente.(34)
Logan informaba posteriormente que creía que ya existía un acuerdo para un tratado de paz separado entre Chile y Bolivia y que los días del Gobierno de Montero estaban contados, además que Chile retiró todo reconocimiento a García Calderón y recomendaba que los Estados Unidos reconocieran al Gobierno de Iglesias para ayudar al proceso de paz, ya que estaba procediendo a desocupar el norte del Perú, enviando sus unidades militares sobre Arequipa.(35)
En junio de 1888, el enviado Logan reportaba a Frelinghuysen que el Congreso peruano reunido en Arequipa confirmó a García Calderón como Presidente, a Montero como primer Vicepresidente y eligió al General Cáceres como segundo Vicepresidente. Decía que el citado Congreso ratificó el Protocolo firmado por Montero con el Presidente Campero, por el cual Perú cedía a Bolivia las provincias de Tacna y Arica, bajo la provisión de que Bolivia mantendría la alianza con el Perú hasta el fin de la guerra. El Ministro Logan opinaba que con esta acción, Montero había hecho un "jaquemate" a Chile, evitando que Bolivia firme un tratado de paz por separado con Chile.(36)
El Ministro americano en Santiago envió a Washington, en julio de 1883, copia del Protocolo de paz firmado por el Gobierno del General Iglesias con el delegado chileno Jovino Novoa, y en la nota de remisión informaba que la firma del mismo había causado un gran impacto en Bolivia, donde algunos sectores pedían una paz por separado con Chile y el rompimiento de la alianza con Montero.(37)
Mientras tanto, en Washington, el Secretario de Estado acreditó a Seth Phelps como nuevo Ministro americano en Lima y le hizo el siguiente resumen de la posición de los Estados Unidos en el conflicto:
Luego de algunas consideraciones, Frelinghuysen instruía a Phelps estudiar la legitimidad del Gobierno de García Calderón y Montero para ver si se reconocía o no a Iglesias, declarando que no dudaría en hacerlo si el mismo significaba la paz. Con referencia a Bolivia el Secretario de Estado decía:
"Mientras gran importancia se ha dado en las relaciones con Perú y Chile, no debe asumirse que los hechos y deseos de Bolivia, una potencia soberana y parte en la contienda y con iguales derechos a los otros contendientes, deben ser ignorados...Ningún acuerdo podrá hacerse o lograrse sin el consentimiento de esa potencia (Bolivia).
Como este Gobierno (Estados Unidos) ha reconocido por igual a las tres Repúblicas y esto no va a cambiar, todo acuerdo respecto a los derechos de Bolivia debe recibir el consentimiento de la misma.
Hasta que Chile y Perú hayan logrado llegar a un punto que permita llegar a un justo acuerdo, parece innecesario negociar en La Paz, particularmente porque el señor García Calderón no actuará contra intereses de su aliado. Por esto, las conversaciones tentativas se efectuaron en Santiago.(39)
Phelps llegó a Lima y encontró que Iglesias no tenía un ambiente suficientemente favorable a pesar del decidido apoyo financiero y militar de Chile, de modo que recomendó esperar para el reconocimiento . Informó también que Montero no tenía suficiente fuerza y que los pueblos peruanos del interior estaban exhaustos.(40)En esas condiciones el Gobierno chileno tenía control de la situación e incluso podía elegir nuevamente entre las opciones de paz.
El General Montero aceptó ante el negociador chileno Novoa las siguientes bases de paz:
a) Cesión de Tarapacá Chile.
b) Cesión por Perú de Tacna y Arica a Bolivia.
c) Pago a Chile de 60 millones de pesos como indemnización, compartiendo la suma a mitades con Bolivia.
d) Perú reconocería el pago de su deuda externa.
El Secretario de Estado instruyó a Phelps cultivar relaciones informales con quien quiera que ejerciese autoridad, mostrando únicamente amistad y buena voluntad hacia el pueblo peruano y esperar las reacciones de la opinión peruana sobre la actuación de Iglesias. Asimismo, le decía a Phelps que Estados Unidos no se pronunciaría sobre el contenido sustantivo del Tratado de Ancón y sus protocolos. hasta conocerlos y estudiarlos.(43)
Oportunamente el Ministro Phelps envió a Washington copias legalizadas de Tratado de Ancón, copias de los mismos también fueron enviadas desde Santiago por Logan.(44)
Al poco tiempo, Phelps desde Lima informó sobre la pugna interna entre Montero e Iglesias; decía que Bolivia era considerada enemiga de Iglesias y estaba ayudando con armas a Montero y no había que descartar que tropas bolivianas pudieran marchar sobre el sur del Perú. añadía que con este motivo Chile estaba concentrando tropas para enfrentarse con Montero, Cáceres y posiblemente Campero; hacía notar también que el General Iglesias estaba bajo total protección y control de Chile.(45)Al finalizar el año, el Presidente Chester Arthur dirigió su tercer mensaje anual al Congreso y sobre la Guerra en Sudamérica decía:
"La contienda entre Bolivia, Chile y Perú ha pasado de la etapa de las hostilidades estratégicas a la de negociaciones, en las cuales los consejos de este Gobierno han sido prestados. Las demandas de Chile para obtener la cesión absoluta de territorio han sido mantenidas y aceptadas por el partido del General Iglesias, concluyendo con la firma de un tratado de paz entre los Gobiernos de Perú y Chile.."
El Presidente Arthur no hacía referencia alguna a la situación de Bolivia.(46)
Mientras el Gobierno de Iglesias se enfrentaba con Cáceres, Chile ocupó Arequipa y el sur del Perú, poniendo presión a Bolivia para que acepte firmar un acuerdo que formalice el cese de hostilidades.
Para la diplomacia americana la firma de un tratado entre Chile y Perú era primordial y la situación de Bolivia no tenía la importancia que pudiera exigir un papel más activo del Departamento de Estado. al respecto, Frelinghuysen declaró que la Guerra del Pacífico había concluido con el Tratado de Ancón, el mismo que contenía estipulaciones algo diferentes a las que Estados Unidos aconsejó.(47)
EL PACTO DE TREGUA DE 1884.-
El Ministro Logan informó al Secretario de Estado que una vez producida la capitulación de Arequipa y la fuga del General Montero, el Gobierno boliviano había solicitado, mediante el Ministro español, al gobierno chileno que reciba en Santiago a dos comisionados bolivianos para negociar la paz. Con el consentimiento de Chile, se habían constituido en Santiago en noviembre de 1883, el Vice-Presidente de Bolivia Belisario Salinas y su acompañante Belisario Boeto, quienes tenían instrucciones para firmar un acuerdo que lograra la paz junto a la cesión de Tacna y Arica a Bolivia. Logan anotaba que esta situación era muy complicada pues desde que el había llegado a Santiago conocía que Chile quería reiteradamente hacer esa cesión en reciprocidad a su adquisición del Litoral de Atacama.
Logan informaba también que Chile, mientras tanto, no había logrado inducir a Bolivia a firmar por separado un tratado u por el contrario, el Gobierno boliviano permanentemente defendía su alianza con la facción peruana del Presidente Montero. Debido a esto, el Ministro americano decía que Chile, una vez lograda la paz con la facción peruana del General Iglesias, deliberadamente había ignorado a Bolivia y por el contrario había decidido consolidarse absoluta e incondicionalmente en su posesión de Tacna y Arica.
Afirmó luego que la inclusión de la cláusula de la posesión territorial de Tacna y Arica por 10 años hacía imposible toda decisión sobre esos territorios. Asimismo, tenía informaciones que el Gobierno de Iglesias se negaba a toda modificación de esa cláusula. Por ese motivo, Logan advertía que las conversaciones entre Bolivia y Chile serían muy difíciles, aunque hacía notar que la movilización de tropas chilenas en Tacna, donde cinco mil hombres esperaban la orden de invadir territorio boliviano, seguramente obligaría a la finalización de algún acuerdo. Señalaba también que al tener todos sus puertos ocupados, Bolivia se encontraba en una situación indefendible. Creía por consiguiente que Chile impondría la paz con un tratado a su gusto, en el que indudablemente se clausuraría a Bolivia de todas sus conexiones con los puertos marítimos. Logan añadía que algunos miembros del Gobierno de Chile sostenían sin embargo alguna magnanimidad para con Bolivia, la que dependería de la actitud que demostraran los comisionados recientemente llegados.
En la misma nota, Logan mencionaba que el rechazo de Montero a la nota del 13 de noviembre de 1882, para lograr la transferencia parcial de Tacna y Arica a Bolivia, así como la obstinación de Campero de permanecer aliado incondicional de Montero, hacían que Logan percibiera que el Presidente boliviano hubiera perdido el "maximum desideratum de una salida al mar para Bolivia" sobre el cual dependía la misma existencia nacional de ese país y demostraba claramente la incompetencia de Campero para entender los verdaderos intereses nacionales de la república boliviana.
El Ministro Logan luego de estas consideraciones concluía su informe mencionando que la total ceguera de los dirigentes (Montero y Campero) de esos dos países, para entender sus fracasos y escuchar consejos desinteresadamente, eran los verdaderos responsables de esa situación desafortunada que se había tornado en una verdadera calamidad para los países aliados.(48)
Tres semanas más tarde, el Ministro americano envió al Secretario de Estado una nota confidencial en diciembre de 1883, reportando el progreso en las negociaciones entre Bolivia y Chile para lograr la paz entre los dos países. Logan informaba que había conversado con el canciller Aldunate quien le mencionó que los comisionados bolivianos habían presentado una propuesta de paz sobre la base de conseguir la cesión de Tacna y Arica a Bolivia. Para el Canciller chileno esta cesión era imposible, ya que el tratado firmado con el Presidente Iglesias de Perú no lo permitía. Chile, sin embargo, estaba listo a ofrecer una tregua indefinida, la que permitiría establecer de nuevo el intercambio comercial y la construcción de un ferrocarril desde un puerto del Litoral de Bolivia hasta un punto en la posible nueva frontera. El Canciller Aldunate le mencionó al enviado americano que esta oferta había sido hecha en cierta forma como un ultimátum lo que había logrado una aceptación en principio por los comisionados Salinas y Boeto, quienes al no tener poderes para firmar un tratado de tregua sino de paz, habían pedido al gobierno boliviano les enviará nuevos poderes.
El Ministro Logan decía que la contrapropuesta chilena incluía también la estipulación del pago de indemnizaciones de Bolivia a Chile, por lo que Aldunate había invitado al señor Logan a constituirse en árbitro para dirimir el valor de la suma a ser pagada por Bolivia, en caso de que las conversaciones culminaran favorablemente con un tratado de tregua. Con este motivo, Logan pidió instrucciones al Departamento de Estado e informó adicionalmente que Bolivia debía elegir un nuevo presidente y que en esa elección la cuestión de la paz era muy importante.
En su análisis sobre la situación decía que el Presidente Campero y su Canciller Quijarro, al mostrarse personalmente hostil a Chile y al haber jugado todas sus fortunas en la lealtad al Presidente Montero del Perú, habían perdido la oportunidad de conseguir para Bolivia y a perpetuidad las provincias de Tacna y Arica. Añadía que los chilenos, molestos por la intransigencia de Campero, no tuvieron otra alternativa que pactar directamente con Iglesias cerrando a Bolivia, al menos por 10 años, toda posibilidad de negociar la adquisición de Tacna y Arica. Otro aspecto importante que Logan comentaba era la susceptibilidad de la opinión pública boliviana contra la idea de un ferrocarril que conecte la costa con Bolivia, pues creían que el mismo facilitaría una mayor inmigración y dominación de capital chileno que a la larga facilitaría la total absorción del país por Chile. El Ministro Logan comentaba posteriormente que en los grupos intelectuales de Bolivia se creía que la existencia de la nación estaba gravemente comprometida, si Bolivia no conseguía una salida permanente y soberana al mar por Tacna y Arica, y Logan preveía ya en ese entonces, que Chile quedaría con el dominio total de dichos territorios y transcurridos los diez años previstos por el Tratado de Ancón, Chile perfeccionaría sus títulos sobre los mismos; creía además que Perú no podría hacer nada absolutamente al menos en los próximos 25 años.(49)
Desde Lima, el enviado americano Phelps comunicaba al Secretario de Estado a principios de abril de 1884, que tenía informaciones en sentido de que las negociaciones para establecer la tregua ente Chile y Bolivia habían fracasado y tenía conocimiento de un gran desplazamiento de tropas chilenas al sur del Perú para reiniciar las hostilidades contra Bolivia. Acotaba que Chile tenía la ventaja de controlar el ferrocarril de Mollendo a Puno, por el que había transportado botes torpederos a Puno para utilizarlos en el ataque a Bolivia por el Titicaca. Añadía que Chile capturó también los vapores que atravesaban el Lago y la situación se mantendría hasta que Chile asegure la paz con Bolivia.(50)
Al considerar el Secretario de Estado las anteriores informaciones del Ministro Phelps envió instrucciones al nuevo Ministro americano Gibbs, acreditado ante los Gobiernos de Lima y La Paz, haciendo notar que como los Estados Unidos habían reconocido al Gobierno del General Iglesias, Gibbs no debería omitir esfuerzo alguno para incluir a Bolivia en el proceso que resultaría seguramente de ese reconocimiento. El señor Gibbs no pudo cumplir con esas instrucciones porque en esos mismos días las negociaciones habían concluido en Valparaíso.(51)
Bolivia ante la amenaza de nuevas hostilidades con las tropas chilenas concentradas en Puno, Tacna Mollendo y Calama; se vió obligada a firmar en Valparaíso el Pacto de Tregua, el 4 de abril de 1884, aceptando las proposiciones tal como presentó Chile. Los términos del Pacto se mantuvieron en reserva hasta su aprobación por los parlamentos de ambos países y se hicieron públicos a fines de 1884.
El Ministro Gibbs remitió en junio de 1885 al nuevo Secretario de Estado. M. Bayard, copia del Pacto de Tregua y su Protocolo complementario de 30 de mayo de 1885. En la nota de remisión Gibbs afirmaba que esos instrumentos eran totalmente favorables a Chile y fomentaban la expansión de productos chilenos en el mercado boliviano, con lo que el dominio de Chile sobre Bolivia sería total.(52)
El presente capítulo nos muestra la diplomacia americana jugó roles contrapuestos y diferentes de acuerdo a los cambios de la política interna de los Estados Unidos. En general, se puede afirmar que los Estados Unidos tuvieron una posición francamente favorable al Perú, lo que no significaba necesariamente una posición favorable a Bolivia, cuyos intereses tendieron a ser ignorados u olvidados en las grandes decisiones. El envío de Ministros de mejor nivel a Santiago, convirtió la posición inicial americana de pro-peruana a subjetivamente pro-chilena en los resultados, ya que de hecho, sirvió para consolidar todas las pretensiones de Chile.
La correspondencia diplomática muestra por otra parte que el Pacto de Tregua fué impuesto a Bolivia y que los términos del mismo estaban ya decididos por Chile con anterioridad. Mientras los Estados Unidos tuvieron un papel preponderante en las negociaciones para lograr el Tratado de Ancón, no participaron en las tratativas de la Tregua entre Chile y Bolivia. Este último país se quedó totalmente aislado y lealmente ligado al Perú de Montero y Cáceres. A su vez el Perú de Iglesias ignoraba esa lealtad y enterraba la alianza. En otras palabras, se puede apreciar que para el Ministro Logan la posición de Chile era muy clara y el enclaustramiento de Bolivia estaba ya decidido en el Tratado de 1883. El Pacto de Tregua era únicamente un señuelo para dividir a Bolivia y el Perú; de esta manera ganar tiempo para consolidar la chilenización de Arica, teniéndose ya en ese Pacto de 1884, todos los lineamentos que encontrarían su corolario en el Tratado de 1904 y su coda en los Pactos de 1929.
NOTAS.-
1. Libro copiador de Juan Granier, Carta a Hilarión Daza, Valparaíso, 12 de febrero de 1879.
2. Herbert Millington: American Diplomacy and the War of the Pacific. 1879-1884, University of Virginia, Doctoral Dissertion 1973.
3. Mason T.B.M. War on the Paciffic Coast of South America, Washingtoon D.C. 1883, Burr, Robert N.: By Reason or Force, University of California Press, Berkelely 1967. Ireland, Gordon: Boundaries, Possesiones ando Conflicts in South America, Harvard University, Press Cambridge, 1938. Talbott, Robert Dean: A History of the Chilean Borders, University of Illinois, Urbana, Doctoral Dissertion, 1959.
4. Despatches, Perú, Notas No. 304 y 311, Richard Gibbs a William M.Evarts, Lima, 10 y 19 de febrero de 1879 respectivamente.
5. Despatches, Chile, Nota No. 83, Thomas Osborn a William M. Evarts, Santiago, 20 de febrero de 1879
6. Despatches. Chile. Notas No. 68 y 69, Thomas Osborn a William M.Evarts, 4 y 10 de abril de 1879 respectivamente.
7. Despatches, Chile nota No 120, Thomas Osborn a William M.Evarts, Santiago 28 de octubre de 1879.
8. Despatches, Perú. Notas 314, 316, 317, 323 y 326.
Richard Gibbs a William M.Evarts, Lima,26 de febrero; 5,12 y 26 de marzo, y 2 de abril de 1879 respectivamente.
9. Despatches, Chile, Nota No., 86, Thomas Osborn a William Evarts, Santiago 3 de abril de 1879.
10. Despatches, Argentina, Nota No 228, Thomas O. Osborn a William Evarts. Buenos Aires 8 de mayo de 1879. El Ministro ante Buenos aires tenía el mismo nombre que el enviado a Santiago Thomas A. Osborn.
11. Despatches, Bolivia, Nota No 22, Newton Pettis a William Evarts, 23 de agosto de 1879.
Ver también la transcripción del memorándum confidencial de Agosto de 1879, dado por Pettis a las autoridades bolivianas, publicado por José Vicente Ochoa en el Diario de Campaña del Ejército Boliviano en la Guerra del Pacífico. Sucre 1899, págs. 116-119.
12. Despatches, Perú, Nota No 200; Christiancy a William M. Evarts, Lima 2 de noviembre de 1880 y Despatches, Bolivia, Nota No 46, Charles Adams a William M. Evarts, La Paz 17 de noviembre de 1880.
13. Despatches, Bolivia, nota No. 39, Charles Adams a William M. Evarts, La Paz, 6 de noviembre de 1880. Se hace notar que apenas iniciada la guerra, Chile ofreció en varias oportunidades a Bolivia, una proposición para que Bolivia rompa la alianza con Perú, ceda a Chile el Litoral de Atacama y ayude a consolidar la anexión chilena de Tarapacá. A cambio de esto Chile se comprometía a ayudar a Bolivia a salir por Arica al Pacífico, que reconocía como el puerto natural de Bolivia. El Presidente Daza en abril de 1879 envió desde Pachía una carta a su Canciller, Serapio Reyes Ortíz, que se encontraba en Lima, instruyéndole hacer conocer al Perú esta proposición y el rechazo del Gobierno de Bolivia a la misma. Por otra parte, el ciudadano americano, Horace Fisher, Cónsul chileno en Boston y que emprendió una acción personal para lograr una paz favorable a Chile, contradiciendo las actuaciones de los enviados oficiales, informó al Secretario de Estado Frederick Seward, desde Pullalli (Chile) en fecha 4 de agosto de 1879 que Arica sería el punto clave de todo conflicto, que suponía Chile la ocuparía para lograr separar a los aliados y la ofrecería en canje a Bolivia para consolidar su conquista del Litoral de Atacama. Fisher añadía que no creía que Bolivia tuviera la entereza moral desarrollada que le permitiera rechazar tan ventajosa oportunidad de contar con una salida por Arica y la rechazara tan solo por salvar su honor nacional y lealtad al Perú. Hacia notar que el Presidente Daza y el grueso del ejército boliviano no salieron a reconquistar el Litoral de Bolivia, sino que por el contrario se encontraban en las inmediaciones de Arica y tal vez por razones más allá de las militares, el Presidente Prado Prado con el ejército peruano, se hallaba también en la misma región.
14. Despatches, Chile, Notas No. 132 y 165. Thomas Osborn a W. Evarts Santiago, 27 de febrero y 13 de septiembre de 1880. Instructions, Nota no 3, William Evarts a Charles Adams, Washington D.C. 19 de 1abril de 1880.
15. Diplomatic Correspondence, Washington D.C., Ladislao Cabrera a William Evarts, 18 de febrero de 1881. Se hace notar que en ese entonces se presentó al Congreso americano y a una Corte de Nueva York documentos para establecer la Compañía Peruana que buscaba solucionar de otra manera las reclamaciones privadas junto a preservar la integridad territorial del Perú.
16. Diplomatic Correspondence, William Evarts a L. Cabrera, Washington D.C. 5 de mayo de 1880.
17. Diplomatic Correspondence. Ladislao Cabrera a James Blaine, Washington D.C. 9 de mayo de 1881.
18. Entrevistas del New York Herald a Blaine, 27 de abril y 30 de junio de 1882, citado por Enrique Amayo: British Policy in the War of the Pacific, Chile vs. Perú and Bolivia, 1879-1884, disertación doctoral Universidad de Pittsburgh, 1985.
19. Instructions, James Blaine a William Trescot, Washington D.C., 1 de diciembre de 1881.
20. Despatches, Bolivia, Charles Adams a J.P. Zilveti, La Paz, 10 de enero de 1882.
21. Despatches, Bolivia, J.P. Zilvetti a Charles Adams, La Paz 2 de febrero de 1882.
22. Despatches, Chile, Nota No. 13 William Trescot a F. Frelinghuysen, Viña del Mar 4 de mayo de 1882.
23. Despatches, Perú, Nota No. 4, Walker Blaine a W. Trescot, Lima 8 de mayo de 1882.
24. Despatches, Perú Nota No. 1, Walker Blaine a W. Trescot, Arequipa 28 de marzo de 1982.
25. Instructions, Nota No. 12, F. Frelinghuysen a C. Logan, Washington D.C. 26 de junio de 1882.
26. La Cámara de Representantes efectuó una seria investigación sobre todo del caso de los bonos peruanos y la conducta de los funcionarios y parlamentarios americanos en este asunto. ver -Congress Report on Chili and Perú Washigton D.C. august 1, 1882. Report No. 1790, 47 Congress, 1º Session.
27. Instructions, Nota No. 12, F. Frelinghuysen a C. Logan, Washington D.C. 26 de junio de 1882.
28. Instructions, Nota No. 3, F. Frelinghuysen a G. Maney, Washington, 26 de junio de 1882.
29. Despatches, Chile, Nota No 15, C. Logan a F. Frelinghuysen, Santiago, 18 de octubre de 1882.
30. Despatches, Chile, C. Logan a Lizardo Montero, Santiago, 13 de noviembre de 1882.
31. Instructions, Nota No 41, F. Frelinghuysen a C. Logan, Washington D.C. 23 de marzo de 1883.
32. Instructions, Nota No. 47, F. Frelinghuysen a C. Logan, Washington D.C. 2 de abril de 1983.
33. Instructions, No 12, F. Frelinghuysen a G. Maney, Washington D.C. 10 de febrero de 1883.
34. Francisco García Calderón: Mediación de los Estados Unidos de Norteamérica en la Guerra del Pacífico; el señor doctor don Cornelius A. Logan y el Dr. Don Francisco García Calderón a Logan de 11 de enero y 21 de diciembre de 1883.
35. Despatches, Chile Nota No. 92, C. Logan a F. Frelinghuysen, Santiago 9 de mayo de 1883.
36. Despatches, Chile, nota No. 104 C. Logan a F. Frelinghuysen, Nota Noo 93 de 9 de mayo y telegrama del 24 de mayo de 1883.
37. Despatches, Chile, Nota No. 104, C. Logan a F. Frelinghuysen, Santiago, 18 de junio de 1883.
38. Despatches, Chile, Nota No. 113, C. Logan a F. Frelinghuysen, Santiago, 2 de julio de 1883.
39. Instructions, Nota No. 6, F. Frelinghuysen a J. Phelps, Washington, 26 de julio de 1886
40. Despatches, Perú, Nota No. 14, s. Phelps a F. Frelinghuysen, Lima 13 de octubre de 1883.
41. Despatches, Perú, Telegrama y Nota No. 18, S. Phelps a F. Frelinghuysen, Lima 21 y 23 de octubre de 1883, respectivamente.
42. Despatches, Chile, Nota No. 146, C. Logan a F. Frelinghuysen, Santiago, 1 de noviembre de 1883 y Despatches Perú, Nota No. 32, S. Phelps a F. Frelinghuysen, Lima, 13 de noviembre de 1883.
43. Instructions, No. 18 f. Frelinghuysen a s. Phelps, Washington, 15 de noviembre de 1883.
44. Despatches, Perú, Nota No. 42, S. Phelps a F. Frelinghuysen, Lima, 23 de diciembre de 1883.
45. Despatches, Perú, Nota No. 20, S. Phelps a F. Frelinghuysen, Lima, 23 de octubre de 1883.
46. Citado por Herbert Millington, op.cit. pág. 139.
47. op.cit.pág.140.
48. Despatches, Chile Nota No. 158, C. Logan a F. Frelinghuysen, Santiago, 19 de diciembre de 1883.
49. Despatches, Chile Nota No. 160, C. Logan a F. Frelinghuysen, Santiago 19 de diciembre de 1883.
50. Despatches, Perú, Notas No. 83 y 86, S. Phelps a F. Frelinghuysen, 8 y 11 de abril de 1884, respectivamente.
51. Instructions, Notas No. 1 F. Frelinghuysen a R. Gibbs, Washington, 19 de mayo de 1884.
52. Despatches, Perú, Nota No. 11, Richard Gibbs a M. Bayard, Lima, 30 de junio de 1885.
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