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Poetas de Bolivia / Matilde Casazola


Matilde Casazola (1942 - )

Matilde Casazola Nació en 1942 en Sucre y estudió en la Escuela Normal de Maestros. Además de escribir poesía, compone letra y música de canciones que han sido interpretadas y grabadas por ella misma o por conocidos cantantes bolivianos, como Emma Junaro, Luis Rico o Jenny Cárdenas.

Su obra poética es extensa e incluye los siguientes libros: Los ojos abiertos (1967), Los cuerpos (1967), Una revelación (1967), Los racimos (1985), Amores de alas fugaces (1986), Estampas, meditaciones, cánticos (1990) y El espejo del ángel (1991).

Poemas

Los Cuerpos
Los Oscuros
La Noche Abrupta


Los Cuerpos

I

Amo mis huesos
su costumbre de andar rectos
de levantar un semicírculo
para abarcar el cielo
de encadenarse en filigranas diminutas
para favorecer el movimiento;
amo mis huesos con sus curvas
sus salientes
y sus cuevas profundas.

Si hubiera sido insecto,
también hubiera amado mis antenas
como amo ahora mis ojos con sus cuencas
y mis manos inquietas
y toda esta estructura
en la cual vivo
en la cual soy completa.

Y le doy gracias al discutido Dios
de creación perfecta o imperfecta
de existencia absoluta
o no existencia,
le doy gracias
en uso
de mi cuerpo y su esencia.

Al menos, comprendo su intención:
sé que era buena.

Los Oscuros

La fruta estaba hecha
para que la gustáramos,
para olerla y gozar su lozanía.
Pero nosotros no podíamos comprarla.

El sol estaba hecho
para amar nuestra piel,
estremecer la vida de todo nuestro cuerpo.
Pero a nuestra guarida el sol no entraba.

El pan de cada día, en fin, estaba hecho
para hablarnos todas las mañanas
de campos fecundados.
Pero nosotros sólo comíamos mendrugos duros y agrios.

También había música y otras cosas dulces,
pero habitaban en el aire alto,
y nosotros sólo captábamos sus ecos.

Nos debatíamos en la cueva obscura
en el cuartucho húmedo
donde la única verdad es la miseria.

Entonces, no aprendimos
el himno de alabanza,
y la sonrisa en nuestros labios
era una flor enferma.

Dicen que Dios hizo a los hombres iguales
y semejantes a El en armonía y belleza.
¿Cómo es, entonces, que ahora
formemos este vértice inmundo
del que huyen todas las miradas
y contra el que se vuelven bruscamente las espaldas?

- Hablo por boca del hombre que se arrastra
por húmedos rincones
de morada siniestra.
Dice que también de él era la tierra –

¿Quién hurtóme el rojo clavel
llamarada impetuosa,
quién bloqueó mis salidas,
quién me esperaba
aún antes que pensara nacer,
con la triste cadena?

No estuvo equilibrada en mi balanza
la desdicha con la bienaventuranza.

Te regalo de antemano mis huesos
para que hagas con ellos
trémulas flautas que canten elegías
mientras a blanca mesa se sientan prósperas familias,

y hay sol, hay pan, hay fruta.
Pero llora, es verdad, en todo el aire
trémula flauta su llanto innumerable.

La Noche Abrupta

(fragmento)

Abruptamente, entró la noche por la puerta
mal cerrada.

¿Fue un descuido
o acaso una actitud intencionada?

Nadie lo sabrá nunca.

Sin embargo, Ella
hiende mi espacio con sus alas negras
desde entonces.

Y es un temblor continuo mi existencia.

I

La mariposa
no sabía.

Fue acercando sus alas
-oh trompo giratorio-
para beber la luz a grandes sorbos.

Pero otra boca había
más sedienta y terrible
devoradora de oros inocentes
tragadora de vidas.

Le prendió cuatro antorchas
cuatro dientes
cuatro lenguas fatídicas
y trasladóla a inmensa muerte quieta.

¡La mariposa
no sabía!

II

Todas las manos que amo
están conmigo.

Una a una las siento.

La rosa me fue dada
y el sol con su alegría.

Me fue dado el amor con sus nostalgias infinitas.

La sombra cubre ahora las ventanas,
pero aquí están todas las manos.

III

Oh campana del tiempo
¡qué bruscamente sonaron esa noche tus bronces!
Sería la venganza de algún dios subterráneo
Que no oye.

Mi corazón aterrado
trataba de salvar sus luces
sus perlas esparcidas por el suelo.

Las fauces eran negras.
Era la pesadilla.
Y sin embargo, estoy aquí todavía
con las manos nuevamente limpias
y peino mis cabellos frente al espejo tembloroso.

Qué duramente sonaron esa noche tus bronces,
¡oh campana del tiempo!
Sería la venganza de algún terrible dios
que quería dormir
y no tenía sueño.

 

 

Yolanda Bedregal
Héctor Borda
Matilde Casazola
Oscar Cerruto
Julio de la Vega
Alfonso Gumucio
Jaime Nisttahuz
Jaime Saenz
Pedro Shimose
Blanca Wiethüchter

Visite también:

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Last Updated 20 June, 2003 - 02:30 PM -0400


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